viernes, 12 de agosto de 2011
-¿Y tú no? ¿Ya eres bastante feliz?
Qué alegría!; ¡Qué buen día!; ¡Qué bueno tenerte!
-Cuando somos felices no nos damos cuenta, eso también es injusto. Deberíamos vivir la felicidad intensamente y tendríamos que poderla guardar para que en los momentos en que nos haga falta pudiéramos coger un poco, del mismo modo que guardamos cereales en la despensa o recambios de papel higiénico por si se acaba, ¿entiendes?
-¿Por qué necesitas recambios?
-¿Y tú no? ¿Ya eres bastante feliz?
-No, no lo soy, pero... No creo que lo necesite.
Y luego sientes que te agobias. Que no puedes más. Que cualquier tiempo pasado era mejor y que ya no merece la pena seguir con esto. Y quieres volver a lo que pudo ser y no fue, o a lo que pudo ser y fue, o a lo que no pudo, pero fue de todos modos. No sé si me explico. Es como querer olvidarte de todo, tener amnesia, lagunas, lo que sea, pero no recordar nunca más el daño que algunas personas con las que te has cruzado en tu camino te han hecho. Creo que es como decirle: VETE PERO NO DEL TODO.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario