Hay cosas que en la vida se pueden soportar. Hay cosas que quisiéramos que jamás sucediesen, pero lamentablemente, a veces suceden... Cuando confiamos plenamente en alguien a quien le hemos entregado nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, y nuestros más hondos y profundos secretos... Cuando esa persona ocupa en tu vida el lugar más preciado, el que está en tu corazón. Cuando esa persona te falla, sentimos que nuestro mundo se viene abajo, que la confianza está rota.
Pero el dolor más grande es cuando esa persona no sabe que te has dado cuenta de su traición y uno simplemente calla... Y contiene toda la amargura de saber que te han mentido o te han traicionado. Esa es la parte más dura, tener que fingir que las cosas están como siempre y por dentro no poder o no tener la fuerza para decirlo… Hasta que ya las cosas son insostenibles y simplemente estalla.
No hay nada más doloroso que el tener que decir "¿por qué…?" y que no haya una respuesta. Cómo quisiéramos que en vez de tener que preguntar, mejor nos contaran. Es igual de doloroso saber que te han mentido, pero más aún saberlo y que esa persona no sepa que sabes... Y ves como cada movimiento, cada palabra, cada actitud te recuerda que está mintiendo en algo, a lo mejor más de lo que ya se sabe... Al final, todo lo que le rodea parece una mentira.
Es imposible recuperar la confianza, nunca será como fue alguna vez, y eso va para todos... Finalmente comprendemos que la frase "en la confianza está el peligro..." es cierta, y desde ahí, generalmente cerramos nuestro corazón para no volver a caer en la desilusión de una nueva decepción...
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